La resiliencia es un concepto primordial en la decisión de modificar una realidad adversa por medio de primero comprenderla y luego buscar las formas de adaptación y cambio que permitan superarla. Esto implica un exigente ejercicio de reflexión que muestre el porqué de la situación presente y un cambio de paradigmas y reinvención de procesos que guíen en la mejoría del escenario. Ante el cambio climático y sequia que ha castigado tan duramente al corredor seco centroamericano, el impacto positivo de la resiliencia para las comunidades que lo habitan puede ser enorme.

Para lograr esto es necesario que las autoridades y las poblaciones del corredor seco establezcan donde prime la confianza mutua y la cooperación, también, que estas comunidades comprendan que hay una parte de las iniciativas, esfuerzos y decisiones que les corresponden a ellos. En otro sentido que las autoridades escuchen a las poblaciones para entender no solo sus necesidades más urgentes, sino que comprender desde donde están hablando, es decir, empatizar con su cultura, cosmovisión e idiosincrasia particular. Todo esto es cambiar paradigmas, todo esto es resiliencia para poder acceder a una mejor calidad de vida, debe por ello ser un compromiso del Estado, comunidades, organizaciones y la sociedad en general.