La gestión de riesgo ante la sequía se constituye en una herramienta de prevención y toma de decisiones para minimizar los devastadores efectos del cambio climático y sequía.

En esta gestión la visión a largo plazo que tengan tanto las comunidades como el estado, un financiamiento de apoyo adecuado para las comunidades, con el objetivo de mejorar la cobertura de los servicios básicos y un mayor acceso a los recursos, son indispensables. Por otro lado, el funcionamiento de los sistemas de alerta temprana para prevenir con tiempo los desastres provocados por la sequia o inundaciones es un tema clave.

Pero lo mas importante es el cambio de mirada y forma de hacer las cosas, lo que se define como un cambio de paradigmas. Nuevas formas de producción agrícola, nuevas formas de proteger los recursos naturales y el medio ambiente, cuidar la agricultura familiar y pesca artesanal, cuidar y mantener los bosques y las fuentes naturales de agua, la promoción de leyes y políticas publicas que regulen la emisión de gases de efecto invernadero y ayuden a la retención del carbono, son algunas medidas que tanto las comunidades del corredor seco como las autoridades pueden tomar en conjunto y así impedir que la seguridad alimentaria, la degradación ambiental y la migración forzada sean la lamentable realidad, una vez más, de una parte importante de la comunidades rurales centroamericanas.